“Servir” es una palabra que en muchos contextos puede parecer anticuada. Ciertamente la servidumbre no es digna del ser humano cuando se impone o se padece por situación de pobreza o como discriminación.

En cambio, el "espíritu de servicio", especialmente cuando es mutuo en una comunidad de cualquier tipo, se convierte en evidencia de un cambio en las relaciones sociales que rompe viejos patrones o nuevas jerarquías. En efecto, un servicio vivido con humildad caracteriza a los verdaderos protagonistas del auténtico progreso.

Nitin Nohria, decano senior de la Escuela de Negocios de Harvard, dice que en ese futuro que ya ha comenzado, ser un buen líder requerirá aprender humildad. Según él, la humildad debe convertirse en una palabra clave en los perfiles de los próximos aspirantes a directivos. No es un ingenuo. Lo dice porque es consciente de que la tendencia actual a ser cada vez más competitivos está dando resultados contrarios a los esperados. Está creando personas psicológicamente frágiles, necesitadas de atención, obsesionadas con la apariencia, narcisistas.[1].

Al fin y al cabo, las grandes mujeres y los grandes hombres se reconocen por los pequeños gestos, como también nos recuerda la antigua sabiduría oriental: «De un pequeño brote nace el árbol más grande. La torre más alta surge de un pequeño montón de tierra. Un viaje de mil millas comienza con un paso"[2].

Para vivir así es necesaria una elección consciente y libre: ya no vivir encerrados en nosotros mismos y en nuestros intereses para "vivir al otro", con sus sentimientos, llevando sus cargas y compartiendo sus alegrías. Todos tenemos pequeñas o grandes responsabilidades y espacios de autoridad: en el campo político y social, pero también en la familia, en la escuela, en la comunidad. Aprovechemos nuestros “puestos de honor” para ponernos al servicio del bien común, construyendo relaciones humanas justas y solidarias.

Así vivió Igino Giordani, escritor, periodista, político y padre de familia, en un momento histórico marcado por la dictadura en Italia. Para expresar su experiencia, escribe: «La política es una esclava y no debe convertirse en amo: no debe hacerse abuso, ni dominación, ni tampoco dogma. He aquí su función y su dignidad: ser un servicio social, caridad[3] en acción: la primera forma de la caridad patria." Probablemente también fue en la relación personal con este hombre arraigado en su tiempo pero también precursor proyectado más allá de barreras y muros, donde Chiara Lubich recordó más de una vez que la política, cuando es una experiencia auténtica, es “el Amor de los Amores”. porque es el lugar del servicio más auténtico y desinteresado a la humanidad en fraternidad.

[1] Michele Genisio “Humildad” (en prensa)
[2] Daodejing,64
[3] Giordani utiliza la palabra caridad no en el sentido de "bienestar", como suele entenderse, sino en el sentido cristiano, que indica la forma más elevada de amor.