Pertenece a la esencia del hombre hacerse preguntas, buscar el sentido último de la vida. Por eso el hombre, en general, no permanece pasivo ante lo que lee, ve y experimenta, y de su corazón salen canciones, poemas y oraciones, que expresan sus sentimientos, ahora tristes, ahora alegres, declaraciones humildes que florecen espontáneamente. frente a las cosas que contemplamos y que van más allá de nosotros mismos, y a las que no siempre sabemos poner un nombre.
Ante la pregunta “¿Cuál es el camino correcto del hombre en la tierra?” a veces nos quedamos sin respuesta. Nos puede iluminar la frase de Martín Heidegger: «La grandeza del hombre se mide en función de lo que busca y de la insistencia con que permanece en la búsqueda».
Por eso, buscad insistentemente y permaneced en la búsqueda, tratando de comprender cómo vivir y cómo dar pleno sentido a la vida cotidiana, sabiendo sin embargo que todos nosotros, ya sean de creencias religiosas o no religiosas, tenemos un sustrato común, el íntimo espiritual. dimensión.
Lo hemos experimentado todas aquellas veces en las que, a través de una canción, un poema o algún escrito, nació en nuestro corazón un nuevo impulso que elevó nuestros sentimientos. Y hemos visto nacer en nosotros el deseo de amar a los demás, un compromiso concreto de ayudar a quienes sufren y están en dificultades, el deseo de luchar o rezar por la paz y la unidad de los pueblos, o por mejorar la vida en los territorios donde vivimos. vivir construyendo entre nosotros ese "bien relacional" que es la base de toda relación.
Si emprendemos este camino, juntos, podremos vivir experiencias constructivas a nuestro alrededor allí donde estemos, y todos sentiremos surgir en nuestro corazón un sentimiento de gratitud por el amor libre que circulará entre todos y contribuirá a construir , en el pedacito de mundo donde vivimos, una nueva realidad social y espiritual.
Sí, sólo pura gratitud si sabemos contemplar lo que sucede con ojos humildes, y ser siempre agradecidos con quienes nos rodean y ponen a disposición sus talentos, libremente, sin esperar nada.
Esta actitud nos ayudará a no permanecer encerrados en nosotros mismos, sino a poner siempre en circulación el amor entre nosotros, creando verdaderas relaciones de comunión, de compartir y de búsqueda común que perduren en el tiempo. Y veremos nuestra vida llenarse de sentido.