Dialogue4Unity es la plataforma de comunicación delDiálogo con personas de convicciones no religiosasdelMovimiento de los Focolares. Somos amigos que, si bien no todos tienen interés en una fe religiosa, ciertamente no somos indiferentes a los grandes e inmensos problemas de nuestro tiempo. En efecto, pretendemos poner nuestras fuerzas, los tesoros de nuestro corazón y nuestros conocimientos al servicio de la humanidad. Estamos seguros de que, al centrarnos en la realización, aunque sea parcial, de la unidad de la familia humana, muchas dificultades desaparecerán por sí solas y muchas preguntas quedarán respondidas.

Focolares

El Movimiento de los Focolares es una familia numerosa y variada, es un "pueblo nuevo nacido del Evangelio", como lo definió su fundadora, Chiara Lubich, que lo inició en 1943 en Trento (Italia), durante la Segunda Guerra Mundial, como un flujo de renovación espiritual y social. Hoy está difundida en 182 países con 2 millones de miembros que la adhieren y viven su espiritualidad.

Su objetivo es cooperar en la construcción de un mundo más unido, respetando y potenciando la diversidad. Y para lograr este objetivo, el diálogo es una prioridad, en el compromiso constante de construir puentes y relaciones fraternales entre las personas, las ciudades y los ámbitos culturales.

Aunque nació en el seno de la Iglesia católica, el Movimiento de los Focolares tiene en su seno a cristianos de numerosas Iglesias y comunidades cristianas, fieles de otras religiones y personas de creencias no religiosas. Todos se adhieren a él compartiendo su espíritu y propósito, sin renunciar a sus creencias y convicciones, permaneciendo siempre fieles a su conciencia.

El Movimiento de los Focolares lleva a cabo acciones a favor de la fraternidad y la paz en los campos económico, social, cultural y político. El legado dejado por Chiara Lubich sigue hoy inspirando a personas, grupos, asociaciones y movimientos a ser fermento en la sociedad.

Origen de este diálogo

A finales de los años 70, con la expansión del Movimiento de los Focolares, la apertura hacia las personas sin fe religiosa, como los agnósticos, los indiferentes y los ateos, maduró hasta expresarse en un diálogo con la propia fisonomía, ya que la unidad es también respeto en profundidad. del hombre, de su dignidad, de su identidad, de su cultura, de sus necesidades y de sus creencias. En este sentido, en 1978 se fundó el "Centro Internacional para el Diálogo con Personas de Creencias No Religiosas".

En 1992 se organizó la primera conferencia internacional en Castelgandolfo (Italia). Chiara Lubich se reunió personalmente con el grupo de Diálogo con personas de diferentes creencias en 1995 en Loppiano (Italia) y en 1998 en Castelgandolfo y respondió a sus preguntas. En diciembre de 2003 Chiara promovió cursos de profundización realizados en colaboración entre quienes tienen una fe y quienes no se reconocen en una creencia religiosa donde se presentan algunos puntos de la espiritualidad del movimiento (por ejemplo "la elección de Dios como El amor", "hacer la voluntad de Dios", "el arte de amar" y "el amor mutuo") y los temas seculares correspondientes ("la elección de los valores" y "la escucha de la conciencia", "la cultura del don y de la reciprocidad" y “solidaridad”), fortaleciendo los valores de todos y “afinando” la conciencia.

El Fundamento

Somos gente de fe y gente de creencias no religiosas. Colaboramos con el objetivo de la fraternidad universal y nos comprometemos, a través del diálogo, a construir relaciones fraternales entre personas, pueblos, religiones y culturas, respetando y valorando la diversidad.

Buscamos construir relaciones generosas con todas las personas que conocemos en la vida diaria. Por eso, la espiritualidad de la unidad abre un camino de profunda renovación personal para todos, religiosos y no religiosos, en cualquier circunstancia o situación.

Nos ayudamos mutuamente con reuniones periódicas en diferentes ciudades y también mediante reuniones internacionales y actividades culturales y sociales.

Es un diálogo "integral", es decir, no puede ser sectorial ni reservarse sólo a determinados momentos u ocasiones, porque surge de una apertura a los demás que está enraizada en lo más profundo del pensamiento y de la acción.


El diálogo desde diferentes posiciones es posible si en ambas partes hay:

  • conciencia de la propia identidad,
  • respeto total por los demás y su cultura,
  • la reciprocidad de quien sabe que tiene mucho que dar y mucho que recibir,
  • la paciencia inagotable para escuchar para comprender y afrontar las razones de los demás, siempre considerada un enriquecimiento,
  • la conciencia de que las creencias de los demás tienen tanta dignidad como las nuestras.